FELIZ CUMPLEAÑOS PARA LA MUJER DEL ACORDEÓN Maribel Cortina

 

FELIZ CUMPLEAÑOS PARA LA MUJER DEL ACORDEÓN Maribel Cortina

A los 7 años, los cuentos que le encantaban a Maribel no eran precisamente de príncipes azules y castillos encantados, sino los de acordeoneros como Emiliano Zuleta Baquero, Rafael Escalona, Francisco 'Pacho' Rada o Abel Antonio Villa.

Los escuchaba de la voz de los músicos que llegaban a parrandear al patio de la casa de su padre, un acordeonista y técnico de acordeón de Plato (Magdalena).

De niña, cambiaba a escondidas las muñecas y juguetes por un acordeón. "Mi papá nunca me pegó, pero no le gustaba que yo le tocara esos aparatos", recuerda hoy Maribel, 31 años más tarde.

A los 10 años comenzó a tocar en fiestas, donde la admiraban por la alegría de sus notas y por lo raro que era, en ese entonces, ver a una jovencita con un acordeón. "Mi papá siempre me correteaba, no le gustaba ese ambiente para una mujer".

Su nombre fue cogiendo fama en la región. Recuerda haber tocado en parrandas con grandes músicos de la zona como Eliseo Reyes y Modesto Barrios. En 1980, su padrino, Salvador Tovar, la llevó al primer festival vallenato del Magdalena Grande, en Santa Marta, donde convenció a todos de su potencial, especialmente a su familia.

La carrera musical

El primer mano a mano con su padre lo tuvo en un festival vallenato de Plato, donde habían inscrito a su hermano mayor. ¿Cuando me vio montada en la tarima lo cogió por el brazo y se lo llevó pa¿ la casa y dijo: Vamos que esa ¿mujé¿ te gana¿, cuenta Maribel en medio de risas. Luego, comenzó una correría de presentaciones que iban desde parrandas en patios de casas hasta festivales pequeños y grandes como el de Valledupar, Villanueva y el Festival de Orquestas y Acordeones del Carnaval de Barranquilla.

Su salto al profesionalismo lo dio en 1994, cuando grabó con las Musas del Vallenato. Luego se acabó el grupo y decidió presentarse en cuanto festival vallenato conociera. "Me dan vida y allí es donde uno crece".

En Barranquilla se ganó dos Congos de Oro, y en Valledupar, donde se ha presentado siete veces, ha ocupado el segundo lugar cinco veces.

"En donde me he presentado siempre estoy entre los tres primeros lugares", asegura con naturalidad. Enfrentarse en tarimas ante hombres no ha sido una lucha fácil, pues muchos no confiaban en su talento, pero sus ganas de salir adelante y abrirse espacio a punta de notas le permitieron ganarse un respeto.

Hoy se siente una veterana del oficio, lista para coronarse en Valledupar, su sueño más grande: "Ya me reconocen y respetan, sé que no es fácil pues es una cultura machista, pero en eso estamos trabajando".

LEONARDO HERRERA D.

CORRESPONSAL DE EL TIEMPO

SANTA MARTA